Mi nombre es Nicolle López, soy la hija mediana de cuatro hermanos, soy guatemalteca, vivo en un pueblo llamado San Antonio Aguas Calientes, en el departamento de Sacatepéquez, he crecido en una familia cristiana, donde he tenido el privilegio de conocer a Dios de diferentes formas, experimentar su bondad y amor a lo largo de mi vida. Quiero compartirte mi historia, como hija de Dios, creo fielmente que él cómo Padre tiene planes perfectos, de bien y esperanza para darnos un futuro mejor. En cada proceso que he atravesado he podido ver cómo Dios ha ido obrando en mi vida y hoy puedo ver los frutos de la obra que ha iniciado en mi.
Desde que era pequeña recuerdo como mi familia servía en las misiones locales en diferentes comunidades alrededor de mi pueblo. Recuerdo que con mucha alegría mis papás y abuela materna nos enseñaron a servir a Dios a través de las diferentes actividades que se realizaban; escuelas bíblicas, jornadas médicas y dentales, y visitas a diferentes familias que anhelaban un encuentro con Dios, era divertido, ver cómo tan pequeña junto a mis hermanos entre tantos adultos, Dios nos estaba usando para bendecir la vida de otros, allí estaba disfrutando, donde me encantaba servir y ser una maestra para otros niños, ayudándolos a conocer más de Jesús. Era impresionante ver cómo Dios operaba a través de lo que se hacía.
Durante mi adolescencia y juventud seguía sirviendo a Dios a través del ministerio de niños de mi iglesia local, y junto con mis amigos recolectamos ofrendas para poder llevar víveres, ropa y juguetes a varias comunidades en necesidad, llevando un mensaje de esperanza, sin darme cuenta, Dios ya estaba preparando mi corazón.
A los trece años perdí a mi papá, falleció de un cáncer linfático, en medio del proceso de dolor y tristeza, conocí la paternidad de Dios, cuando el hablo a mi corazón diciéndome que no había mejor Padre como Él, empecé a conocerlo de una forma distinta a lo que normalmente estaba acostumbrada, inicie una relación de Padre e hija, y empecé a conocer al Espíritu Santo.
Cuando inicie a estudiar para ser maestra de educación preprimaria, oraba y le decía a Dios que mi profesión siempre iba a ser para servirle, para compartir de su amor con otros y enseñar sobre la verdad bíblica, donde el quisiera, sólo quería que el me usará. Por ocho años trabajé en tres lugares diferentes como maestra, donde Dios usó mi vida y su obra para poder compartir de su amor, dar palabras de ánimo y esperanza a mis alumnos.
No sabía que el proceso de la pérdida de mi papá a temprana edad era parte del plan de Dios, para que muchas de mis alumnas que estaban atravesando por el mismo dolor, pudieran ver cómo nuestra vida cambia cuando Dios nos adopta y somos llamados hijos del Reino, el dar testimonio de cómo Dios transformó mi vida, abrió una puerta para que Dios hiciera milagros de sanidad, niñas y señoritas lo conocieran como Padre, pudieran recibir libertad, ser transformadas y restaurar su relación con Dios, Dios no se equivoca con nada, siempre todo obra para bien.
Después de dos años difíciles de querer renunciar a mi trabajo, Dios me indicó “permanecer” aunque el proceso era duro y difícil, obedecí, luego de un tiempo donde ya quería realmente permanecer y aprendí a amar la obra que Dios estaba haciendo, el fue bien especifico en “avanzar”, no tenía mucha claridad porque sucedían muchas cosas a mi alrededor, pero luego de un tiempo de búsqueda y pedir dirección, Dios hablo muy específico sobre las “Misiones Locales”, y servir en el ministerio a tiempo completo.
Hace un año y medio atrás Dios me llevo a Hope un programa de ayuda social, donde servía en mis tiempos libres, pero ahora con el llamado que Dios me ha hecho estaré trabajando a tiempo completo dando clases de inglés, estudios bíblicos con los niños, apoyando en el grupo de mujeres (mamás de los niños), y en la academia deportiva, el enfoque principal es que a través de las actividades los niños y adolescentes, y familias completas estén cerca del corazón del Padre, levantando a las nuevas generaciones, porque creemos que ellos serán los próximos misioneros, líderes de adoración, predicadores y más.
Pero, también he recibido la indicación de parte de Dios empezar a levantar el ministerio que Dios ha puesto en mi familia desde hace más de 20 años atrás como Grace Upon Grace, donde iniciaré a aperturar espacios dentro de mi comunidad para realizar talleres de sanidad dirigidos a niñas, señoritas y adolescentes, desde hace un año Dios ha venido inquietando mi corazón para que cada una de estas chicas pueda conocer la paternidad de Dios, sean sanas del alma a través de la obra del Espíritu Santo, tengan una identidad, conozcan su propósito y vivan dentro del plan de Dios.
Hace unos meses Dios inquietó el corazón de mi mamá para poder realizar la compra de zapatos nuevos para niños de diferentes comunidades, ya hemos entregado 25 pares, y ahora en las próximas semanas estaremos haciendo la compra de más zapatos para seguir bendiciendo la vida de más niños, en medio de la entrega de zapatos, nos dimos cuenta que realmente lo que Dios quería realizar en malas familias eran milagros de sanidad y pudimos ver cómo Dios llevo sanidad para el alma, reconciliación, restauración y libertad en los hogares. Es un privilegio ser parte de los planes de Dios, y trabajar para que el reino de siga expandiendo, más personas lleguen a los pies de Jesús y estén cerca de su corazón, porque como embajadores del Reino, Dios nos ha puesto en la tierra para levantar a otros y predicar el evangelio en las naciones.